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Alberto Varela

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Valores y Organizaciones

 

Alberto Varela RamírezLos seres humanos somos lo que pensamos y lo que hacemos. Y lo que hacemos debe ser lo que pensamos. Las empresas, instituciones y cualquier organización deben estar permeadas por lo que son las personas que las dirigen, las que las representan o las que las poseen.

 

Los valores de las organizaciones son los valores del hombre; si quienes dirige una empresa son personas rectas las empresas serán empresas rectas. Es imposible desasociar los valores de las personas de los valores de las empresas; esto quiere decir que los valores de las personas son y serán la norma de conducta y los códigos de las empresas.

 

Está de moda que dentro de las empresas se señale y publicite cuáles son los valores, la misión y la visión de ellas. En muchos de los casos este ejercicio de definir la filosofía de la empresa es auténtico y se genera un compromiso de las organizaciones por observarlas; en algunas otras organizaciones, este es un ejercicio de moda y lejos de establecer un compromiso de conducirse con una manera de pensar congruente con lo que se dice, hacen todo lo contrario.

 

Existen campañas de gobiernos y de organismos no gubernamentales en contra de la corrupción y a favor de la honestidad donde existen compromisos públicos para lograr que la sociedad reafirme y siembre verdaderos valores que vayan encaminados a dignificar la actuación de las personas y por ende de las empresas e instituciones públicas y privadas, estos programas deben ser parte de un ejercicio de educación y concientización permanentes.

 

La parte educativa es fundamental. ¿Cómo es posible que alguien pueda ejercer valores si no sabe que son o que significan? Simplemente imposible. Entonces tratemos de definir esos valores. Sin lugar a duda uno básico es la LEALTAD.

 

El origen de LEALTAD está en quien tiene la razón; ésto es, el que dice la verdad, el autentico. Sin lugar a dudas la LEALTAD es un valor importantísimo para la sana convivencia y es producto del bien pensar y del bien ser, vamos, de la inteligencia misma, forma parte del cumplimiento de la ley y de las normas establecidas por la sociedad.

 

A nadie se le puede obligar a ser LEAL. Entonces aparece la LIBERTAD. Solamente alguien libre puede elegir entre la verdad y la mentira; no debemos de olvidar que existen personas que son esclavas de sus propias mentiras, complejos y carencias humanas. Para combatir esos atavismos es necesaria su VOLUNTAD; ésto es, querer hacer las cosas, naciendo así la RESPONSABILIDAD, siendo esta la parte trascendente ante los demás: familia, empresa, gobierno, definitivamente la sociedad toda.

 

No es posible que exista una persona socialmente responsable o empresa socialmente responsable que no practique y viva estos valores. Si es así, es una hipocresía que busca un reconocimiento social que llene los vacíos del alma y de la cabeza.

 

La consecuencia directa de ser LEAL es el reconocimiento de nuestra familia, de nuestra empresa y de la sociedad. No podemos constreñir la LEALTAD a nuestros intereses, cuando tomamos la LEALTAD como una regla de conducta nos llenamos de ORGULLO y DIGNIDAD. Sin embargo, cuando somos DESLEALES somos acreedores a la reprobación y la marginación, se genera la duda y la sospecha. La DESLALTAD se identifica con la traición, tan despreciable como el mayor de los crímenes. "Crea fama y échate a dormir", "El que mata un perro le dicen mata perros". La sociedad no perdona y no olvida a los DESLEALES ni a los hipócritas.

 

A continuación transcribo un texto integro de la gran escritora y pensadora mexicana Emma Godoy, que ayuda a entender que queriendo, podemos cambiar y adoptar los grandes valores que sobresalen e identifican a personas con una forma de ser y una conducta que nos enaltecen:

 

"Y aunque la naturaleza y la dignidad humana la tenemos desde nuestra concepción, la conquista de nuestra personalidad requiere el ejercicio de nuestra libertad. Uno nace con un temperamento producto de herencias ancestrales. Se es como se es. Pero algunos -los mejores- un día se miran y no se gusta. Dirán: Voy a rehacerme, voy a recrearme para no ser como soy, sino como debo y quiero ser. Toman su naturaleza, la moldean, la cincelan, la transfiguran. Crean un hombre nuevo. Ya no son hijos de sus padres sino hijos de sí mismos. Nadie los reconoce, como no se reconoce a un bloque de piedra cuando de ella se ha hecho una estatua. Del ser original solo queda la materia prima, pero lo que cuenta allí es la forma.

 

Sin embargo, el hombre no es como la piedra que, en recibiendo los cincelazos ya permanece como la dejó el artista. No, el hombre tiene que esculpirse todos los días, todas las horas, todos los instantes, porque si no, vuelve a ser lo que era."

Cualquier tipo de organización, desde las empresas más grandes hasta las más pequeñas, dependen única y exclusivamente de la actuación de sus miembros y esta actuación depende de los valores que los dirigentes vivan; las buenas intenciones no son suficientes, se requiere convicción para que las organizaciones alcancen sus objetivos y metas, es necesario establecer claramente las reglas en un código de ética y conducta; si este no existe, se corre el grave riesgo de caer en la mentira y participar en actos de corrupción dentro de las empresas y arrastrar a todos sus participantes.

Las empresas se desenvuelven mejor en un ambiente abierto y transparente donde las leyes son acatadas y se reconocen los derechos de los demás; difícilmente pueden sobrevivir en un ambiente en donde no hay reglas claras o éstas se cambian unilateralmente.

 

Es necesario que en las empresas se moldeen la esfinge de un perfil ético y congruente, que tengan como fin último respetar y hacer respetar la buena forma de hacer negocios.  Para hacerlo debemos de pensar en nuestros valores. La falta de transparencia, la corrupción y la falta de integridad alejan oportunidades de inversión y clientes de las empresas.

 

Si quienes dirigen las empresas son desleales, deshonestos, faltos de integridad, tendremos empresas desleales, deshonestas y sin integridad; por el contrario si quienes dirigen son personas honestas, integras, dignas, leales y responsables, tendremos empresas así.

 

10 Junio 2004


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